“VI Jornadas de Reflexión “En-clave Femenina:
Historia, Memoria y Vivencias de la novia de Cumaná”
(continuación)
Dra. Norys Alfonzo, Mg. Ma. Carolina Caraballo,
Dra. Magaly Guerrero, Lcda. Eleusis Bonillo
Grupo de Investigación del Centro de Estudios Caribeños
V Cohorte del Doctorado en Educación
De la Universidad de Oriente
Diseño y montaje: Marlene Soto
Primera parte:
“Vivencias, Educación-Historia
y Cultura Oriental Cumanesa”
Diasmina Ortiz
de Amundarain nació en Cumaná el 6 de abril de 1939 y falleció el 24 de julio de 2015. Pero
Diasmina sigue viva en el corazón y recuerdo de los cumaneses. En el video resaltó
con todo su candor, alegría, vivacidad y
amor por Cumaná y el Estado Sucre. Relataba cómo encontró en el maquillaje una manera de
expresión corporal que la vinculaba directamente con Cumaná: “(…) Hago todo
para adornar a mi ciudad” y agregaba: Estoy
lista para mi ciudad(…) Sucre tiene los brazos abiertos para recibir a todos
(…) Nadie nos gana: el mejor chocolate, la comida pariana, los patrimonios de
la ciudad, el convento de San Francisco…”
Otro aspecto que
resaltó en el conversatorio fue cómo Diasmina estableció un diálogo permanente
con todas las instancias sociales representativas de Cumaná, en especial con
las instituciones educativas. A través de su vida se puede establecer muchas
conexiones y vivencias significativas que se conjugan con la Educación y en la acción
ciudadana positiva.
Diasmina era una patrocinadora de la ciudad. También era historia. Ella amaba a Cumaná y al Estado Sucre, dialogaba con la ciudad. Su maquillaje y vestimenta fue una manera de atraer la atención para repensar la ciudad y ser reconocida como un ícono de Cumaná. En diálogo permanente con la sociedad cumanesa, Diasmina logró la aceptación de varones en un colegio tradicionalmente dedicado a la enseñanza femenina, como fue el caso del colegio “Las Carmelitas”, comenzando por su hijo Julio en dicho colegio.
La acción de
Diasmina en las escuelas y colegios de Cumaná tuvo otros intereses: ENSEÑAR A
LOS NIÑOS A AMAR A CUMANÁ. A los pequeños les gustaba conversar con ella y
preguntarle sobre la ciudad, puesto que
ella se conocía todos los rincones: su historia, sus fiestas, su gastronomía,
sus paisajes ¡Era una crónica viviente!, en el decir de muchas personas que la
conocieron. De este diálogo fructífero han surgido en las escuelas de Cumaná
“las pequeñas Diasminas”, niñas que se visten y se maquillan como ella para
hablar sobre Cumaná.
En primer lugar,
se proyectó un video producido
por Ernesto González y cedido por la Gobernación del Estado Sucre: “Diasmina Ortiz, la
novia de Cumaná”, a propósito del reconocimiento que la colectividad cumanesa
le confirió como la representante de
esta ciudad, primogénita del continente
americano.
Foto: Rafael Márquez |
Seguidamente,
las profesoras Keirel Gouveia y Carolina Lista fueron las moderadoras del
primer tiempo del conversatorio y entrevistaron a Carmen Julia III Amundarain y
a Julio Agustín Segundo
Amundarain, ambos hijos de Diasmina.
Exposición de bordados de Diasmina, Casa Ramos Sucre Foto: Dirección de Cultura de la UDO |
La conversación
se enfocó en destacar su calidad humana como madre, esposa, mujer y ciudadana. Cultivó
permanentemente el diálogo en familia, un valor social que le permitió cuidar a
su familia y enseñarle lo esencial: el respeto hacia los demás; la
responsabilidad de cada uno ante los compromisos contraídos; preservar la fe
católica en su hogar, asistir al culto religioso, dar formación religiosa a sus
hijos; hacer de sus hijos ciudadanos honestos y útiles a su país; también se
enfatizó cómo Diasmina cultivó los valores del hogar, el arte del bordado y de las manualidades
femeninas, el arte de la cocina y el compartir la mesa a manera de celebración
especial con su familia y amigos.
Diasmina, dialogando con los niños en el Museo Ayacucho Foto: Rafael Márquez |
Exposición de los trajes de Diasmina en el Museo Ayacucho Foto: Rafael Márquez |
Diasmina era una patrocinadora de la ciudad. También era historia. Ella amaba a Cumaná y al Estado Sucre, dialogaba con la ciudad. Su maquillaje y vestimenta fue una manera de atraer la atención para repensar la ciudad y ser reconocida como un ícono de Cumaná. En diálogo permanente con la sociedad cumanesa, Diasmina logró la aceptación de varones en un colegio tradicionalmente dedicado a la enseñanza femenina, como fue el caso del colegio “Las Carmelitas”, comenzando por su hijo Julio en dicho colegio.
Desfile de (pequeñas Diasmina) en el Museo Ayacucho Foto: Rafael Marquez |
Otro aspecto del
“Diálogo de Diasmina” es su afán de abogar a favor de Cumaná. Por ello procuró
relacionarse con Ministros y políticos en ejercicio. Ella conoció a todos los
presidentes de Venezuela; entraba a todos los lugares de gobierno y lograba obtener
recursos para la ciudad. Diasmina luchó por la creación de la Universidad de
Oriente, por la Casa Andrés
Eloy Blanco, por el Hospital, por la Universidad Gran
Mariscal de Ayacucho, también abogó por la Banda Rafael Emilio Sequera;
logró llevar al barrio Las Palomas una cisterna de agua de manera permanente.
Con mucha frecuencia los hijos de Diasmina eran interpelados por desconocidos
que le decían: “por su mamá tenemos casa, por su mamá entré a la Universidad (…)”.
Realmente Diasmina benefició a mucha gente. Animó las “aulas-taller” para las
esposas de los militares para que ejercieran acciones benéficas hacia la
comunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario