martes, 29 de mayo de 2018

CRÓNICA DE LO COTIDIANO

PARTICIPACIÓN  DEL CENTRO DE ESTUDIOS CARIBEÑOS EN EL CONGRESO VENEZOLANO DE OCEANOLOGÍA: "VENEZUELA: UN MAR DE RIQUEZAS POR EXPLORAR..."



Realizado por:
Equipo de Investigación del Centro de Estudios Caribeños de la UDO - SUCRE:
Dra. Norys Alfonzo, Lcda. Eleusis Bonillo, Mg. María C. Caraballo, Dra. Magaly Guerrero,
MSc. Carolina Lista, Dra. Mariela Longart, MSc. Mariangela  Malavé
Diseño y montaje: Marlene Soto

Afiche del Evento

Los días 03 al 06 de julio del año 2017 la Universidad de Oriente realizó en la ciudad de Cumaná el “II Congreso Venezolano de Oceanología”. El Centro de Estudios Caribeños de la UDO participó en estas jornadas el día 05 de julio con la Mesa: “Lo que nos trae el mar: visiones y saberes del imaginario caribeño”



La profesora Norys Alfonzo, Coordinadora del Equipo de Investigación instaló la realización de esta actividad del CEC, agradeciendo la invitación efectuada por la Directiva del Congreso de Oceanología. Destacó la investigadora cómo se puede establecer los puentes dialógicos entre científicos y humanistas, al vincular las respectivas investigaciones a través de la presencia del Mar. En este sentido, el Centro de Estudios Caribeños abordó la problemática del Mar desde el ámbito humanístico, ya en poesía, narrativa e inclusive desde la presencia del petróleo en el contexto marino.

Profa. Norys Alfonzo 
Coordinadora de la Mesa
Foto: Profa. Carmen Barreto
El propósito de esta Mesa de Trabajo fue plantear una visión compleja del espacio-Caribe como geografía diversa y heterogénea, cuya unificación cultural permea el imaginario en la obra de poetas, narradores, ensayistas, artistas y científicos. Es ante todo una realidad globalizadora en la que emerge una identidad atravesada por distintas lenguas (Caribe hispano, inglés y francés) y diferentes procesos de globalización.

La temática del mar se presenta como una gran metáfora de su heterogeneidad profunda. Es el mar y el navegante, la díada conformadora del viaje: el que arriba trae una lengua, unas costumbres, una identidad que de alguna manera lo condiciona a reconocerse en la historia. El mar nos trajo al conquistador, al esclavista, la lengua, la espada y la cruz; también permite re-inventarse, re-dimensionarse, re-descubrirse no sólo en la geografía insular, sino en todo un imaginario que se expresa en la literatura y la cotidianidad, convirtiéndose así en trinchera para la lucha, la resistencia y el re-conocimiento universal.

Es por ello, que alrededor de la imagen del mar se presentaron, desde el punto de vista literario y científico, las siguientes ponencias:


             I.      IDENTIDAD, METÁFORAS DEL MAR CARIBE Y HOSPITALIDAD DE LA PALABRA EN WÖRTER. EL PARAÍSO PRESTADO, DE DORIS POREDA.
MSc. Carolina Lista 

Profa. Carolina Lista
 Foto: Profa. Norys Alfonzo

La presentación de ponencias del Centro de Estudios Caribeños se inició con la lectura y explicación de la Profesora Carolina Lista sobre algunos relatos de la obra Divago Mundi (2009) y la novela El Paraíso Prestado. Wörter (2014), de la escritora venezolana de origen alemán, Doris Poreda y residente en la ciudad de Cumaná.

La profesora Lista se refirió, en primer lugar, a la conformación de las subjetividades contemporáneas en el marco de la narrativa caribeña oriental venezolana, tomando como referencia la narrativa de la autora Doris Poreda. Indicó que también es necesario abordar la noción de Identidad ya que exige formular preguntas sobre las voces que hablan en los relatos y la novela, a través de metáforas de lo vivido.

La investigadora expresó que metodológicamente se ha apoyado en los conceptos de Hall y Du Gay (2006), sobre la identidad, en la línea de los Estudios Culturales sobre la representación. Los autores señalan que:

"Las identidades, en consecuencia, se constituyen dentro de la representación y no fuera de ella. Se relacionan tanto con la invención de la tradición como con la tradición misma, y nos obligan a leerla no como una reiteración incesante sino como «lo mismo que cambia» (Gilroy, 1994): no el presunto retorno a las raíces sino una aceptación de nuestros «derroteros»". Surgen de la narrativización del yo (1), pero la naturaleza necesariamente ficcional de este proceso no socava en modo alguno su efectividad discursiva, material o política, aun cuando la pertenencia, la «sutura en el relato» a través de la cual surgen las identidades resida, en parte, en lo imaginario (así como en lo simbólico) y, por lo tanto, siempre se construya en parte en la fantasía o, al menos, dentro de un campo fantasmático. Precisamente porque las identidades se construyen dentro del discurso y no fuera de él, debemos considerarlas producidas en ámbitos históricos e institucionales específicos en el interior de formaciones y prácticas discursivas específicas, mediante estrategias enunciativas específicas.(18).

Sobre todo, y en contradicción directa con la forma como se las evoca constantemente, las identidades se construyen a través de la diferencia, no al margen de ella. Esto implica la admisión radicalmente perturbadora de que el significado «positivo» de cualquier término —y con ello su «identidad»— sólo puede construirse a través de la relación con el Otro, la relación con lo que él no es, con lo que justamente le falta, con lo que se ha denominado su afuera constitutivo (Derrida, 1981; Laclau, 1990; Butler, 1993)

La profesora Carolina Lista indicó que de la cita anterior, rescata tres ideas sobre la identidad: a) se construye dentro de la representación; b) Surge de la narrativización del yo; c) Se construye a través de las diferencias. Además, manifestó la profesora que “esta tríada constitutiva de la subjetividad se encuentra presente en la obra de Doris Poreda, por cuanto su narrativa va configurando metáforas y registros de voces plurales en torno a una misma experiencia”.

Inmigrantes 
Imagen tomada de:https://
www.migracionalemana.blogspot.com
En este sentido, el imaginario presente en la obra de Poreda se construye en esas tres instancias: desde las diferencias, que configuran una otredad. La anécdota central de la novela El Paraíso Prestado. Wörter, el viaje en barco, la presencia de inmigrantes de varias nacionalidades, los italianos, los niños, son factores que permiten reconstruir las identidades a través del compartir la experiencia del viaje y de activar episodios de hospitalidad, que en la tradición literaria implican, en palabras de la investigadora “el conocer y re-conocer al otro conjuntamente con su cultura, más allá de las diferencias que pudieran marcar distancias”.

Otra articulación posible de la subjetividad en la narrativa de Poreda –señaló la investigadora- se manifiesta en ese intento del personaje Dorly, de comprender al otro, en la reapropiación de la voz ajena. La pluralidad de voces es clave en esta narrativa porque la Voz es una noción relevante para comprender su perspectiva subjetiva, puesto que es portadora de sentidos de la existencia.

Doris Poreda. 2014/El paraíso prestado. Wörter
/Caracas: Fondo Editorial Fundarte. Alcaldía de Caracas,
 Col. Stefanía Mosca-Narrativa

Destacó la investigadora que desde la primera lectura, quizá el lector pueda pensar que El paraíso prestado. Wörter es un viaje al pasado de Dorly, y de cierta manera lo es pero, también es un encuentro con un universo íntimo de palabras y texturas, una polifonía de voces que van conformando la memoria de Dorly. Podría hablarse del personaje-memoria, en plural, un pluralismo de voces desarraigadas del que emerge encendido el verbo, por ejemplo: “amando escribiéndote” (57) y que deja colar a ratos una suerte de alquimia de las palabras para poder nombrar lo vivido.

Explicó la Profesora Lista que en  El paraíso prestado. Wörter, la palabra escrita abre y cierra ciclos de vida, de entrada y salida de personajes, de lugares e historias de vida. Por ejemplo, la historia de Bert, una oda a los sueños no realizados; la reticencia ante las preguntas de Dorly era también la firme convicción de que remover el pasado era un gesto vano y estéril. Otro ejemplo, la historia de Elli, signada por lo fatídico pero también, por la perenne esperanza de que la próxima vez sea la mejor y definitiva oportunidad de ser feliz.

Para la investigadora,  la literatura y la vida dialogan en la búsqueda de una respuesta, que el personaje Dorly bien sabe responder, al final de la novela:

¿Quién soy? Soy las palabras perdidas de la niñez. Soy Elli. Soy Mutti. Soy Bert. Soy Dorly. Soy aquella que habla por todos. Soy todos los que hablan por mí. Soy el cochero de mis caballos alados. Los caballos de mi carro soy. Dorly.” (161).

Imagen tomada de: https://
www.venezuelatuya.com
El tejido narrativo de El Paraíso Prestado. Wörter también articula la subjetividad en escenarios caribeños que propicia la presencia de metáforas relacionadas con el mar, como se observa en el ejemplo siguiente, a propósito de una tormenta vivida por los viajeros: “El mar tiene sus propias reglas y ningún mortal, ni unos dioses menores como nosotros, podía preservarse de ellas” (190), una metáfora del mar que culmina con una sentencia que tiende hacia lo fatídico.

La voz narrativa recoge visiones sobre el mar y puede apreciarse de manera condensada en los relatos del texto Divago Mundi: el relato “Trancá Serrutscho” , expresión del sueño caribeño frustrado del personaje Michael, en el que el mar Caribe se torna metáfora de lo fatídico. Las voces dialogantes de Divago Mundi rescatan anécdotas del paisaje caribeño. En “Tagebuch, el último de los dioses”, el paisaje es color y sol, metáforas cromáticas para definir una percepción sobre el Mar Caribe: “El paisaje desde allí es una primicia en verde y azul” (pág.83).

Para finalizar, la profesora Carolina Lista manifestó que en la narrativa de Poreda la búsqueda de respuesta a la pregunta ¿Quién soy? ha tejido sentidos a través de todas las experiencias recogidas en los relatos. Su imaginario es la suma de las metáforas del Caribe, la cotidianidad hecha palabra para significar el mar, el trópico, a los otros y , desde luego, entablar ese diálogo literario con la vida, en el que en algún momento ha de responder a la eterna interrogante humana: “¿Quién soy?". El paraíso prestado WÖRTER, fue, en este caso, la respuesta. 



[1] Subratado personal

CRÓNICA DE LO COTIDIANO

PARTICIPACIÓN  DEL CENTRO DE ESTUDIOS CARIBEÑOS EN EL CONGRESO VENEZOLANO DE OCEANOLOGÍA: "VENEZUELA: UN MAR DE RIQUEZAS 
POR EXPLORAR..."
 (continuación)


Realizado por:
Equipo de Investigación del Centro de Estudios Caribeños de la UDO - SUCRE:
Dra. Norys Alfonzo, Lcda. Eleusis Bonillo, Mg. María C. Caraballo, Dra. Magaly Guerrero,
MSc. Carolina Lista, Dra. Mariela Longart, MSc. Mariangela  Malavé
Diseño y montaje: Marlene Soto



             II.      IMAGINARIO Y TRAVESÍA EN CRÓNICA CARIBANA DE MERCEDES FRANCO.

Profa. Eleusis Bonillo
Profa. Eleusis Bonillo
Foto: Profa. Norys alfonzo
La Profesora Eleusis Bonillo inició su disertación refiriéndose a la escritora venezolana Mercedes Franco, autora de la novela CRÓNICA CARIBANA (2005), a partir de la cual analizó el imaginario marítimo como leit motiv de la obra, presente en la aventura de los tripulantes del Stella Martis y también, el imaginario religioso.

La profesora Bonillo hizo la observación de que para comprender la experiencia de los viajeros marinos se requiere una visión general que vaya más allá de lo geográfico porque la realidad y la fantasía suelen encontrarse, particularmente, en los viajeros del Caribe, “tanto que los europeos confundieron estas tierras con el paraíso” en una travesía casi épica, en la que los viajeros se enfrentaban a Sirenas y Tritones que los obligaba a deambular por el inmenso mar.

Monstruos marinos. 
Imagen tomada de:https://www.
losolvidadosdelahistoria.wordpress.com/2013/05/15
Indicó la investigadora que la presencia de estos seres fabulosos en los relatos de viajes nos adentra en la conformación de un imaginario con base mitológica y se encuentra en las escrituras de las Crónicas y de los exploradores del Viejo Mundo europeo, en las que se describe hermosos y misteriosos parajes, así como seres extraordinarios. Así ha quedado plasmado en la literatura y, de alguna manera, aún se mantiene.

Tal es el caso de la novela Crónica Caribana (1) que relata, a manera de “crónica viajera”, la historia de un navegante italiano que viene en la embarcación Stella Maris. El personaje principal emprende su travesía desde La Española, actual Santo Domingo, a isla de Margarita. Su viaje tiene como objetivo buscar perlas y luego venderlas. Este recorrido se ve truncado por la destrucción y naufragio de la embarcación.

La estadía en una isla desconocida y la inclemencia de la naturaleza son elementos decisivos en el desarrollo de la historia. En este contexto se desarrolla en la novela el Imaginario marítimo, a través de la  travesía a bordo de la Stella Maris. La concepción que tiene el protagonista sobre las nuevas tierras y el mar surcado, sus expectativas y su proyecto de navío permiten acercar a una realidad deslumbrante:

Desde aquella jornada, la menos triste desde nuestro arribo a la isla, traté de ser lo más fiel posible en mi crónica de todo lo que nos ocurría. Apuntaba sucesos y fechas, al menos lo más importante, y es merced a eso que pude después recordar las cosas que ocurrieron durante mi azariento extravío por la inmensa y variable Caribana y nuestra permanencia en el infausto territorio donde vino a recalar para su desgracia y la nuestra, la bella Stella Maris. (p. 59).

Naufragio
 Imagen tomada de: https://www.histarmar.com.ar
Destacó la investigadora que el relato configura, así, un universo “extraordinario”. La visión de realidad que enfrentan los tripulantes del Stella Maris se va tornando más verosímil a medida que van aceptando dicha realidad -maravillosa- que exponen los tripulantes de manera lógica. El personaje principal va asimilando esta “nueva realidad”, sobre todo porque los sucesos se dan de manera espontánea, que va exponiendo nuevas realidades y tribulaciones: la homosexualidad de los tripulantes, las diferentes creencias, los nuevos dioses, los nuevos lugares, seres fabulosos. Es así, como el narrador describe la nueva realidad, puesto que se encuentra ante una región inexplorada y debe registrar lo nuevo de manera “fidedigna” y como no conoce otra, “navega” por los hilos imaginativos:

Seguí entonces los áureos arpegios maravillosos, fui tras aquellos sones celestiales y junto al palo de mesana logré ver al fin a la misteriosa cantora. Era casi una niña, envuelta en regias vestiduras, rubia y espigada. Me miró sin verme con ojos más verdes que la misma mar y se agitó con el viento su lujoso manto, ornado con flecos recamados de oro y perlas de fino aljófar. Una sencilla tiara de oro cuajada de rubíes y diamantes coronaba su cabeza infantil. (p. 19).

El mar, su descubrimiento, a pensar de Parry (1991) es relevante para la construcción de las representaciones del mundo, y en especial del Nuevo Mundo. Este tipo de relatos debe ir más allá de una perspectiva “lineal”, ya que debe configurar un imaginario acerca de los lugares encontrados. Visto así, las maravillas del Nuevo Mundo, las inmensas extensiones de mar, las islas de inesperada belleza, la diversidad de la flora y la fauna, permiten la construcción en el imaginario de este Nuevo Mundo Paradisíaco.

Lo que lleva a coincidir con Castoriadis (2003) al afirmar que lo imaginario se apoya en lo simbólico y viceversa, permite ver relaciones no evidentes y percibir nuevos sentidos. He allí la visión del Mundo Nuevo: su percepción y visión a través de “la mar” como hilo conductor. Por lo que este imaginario permite contextualizar y explicar estas experiencias de “delirio” de las que son participes los tripulantes, ya que otorgan sentidos y significaciones a ese mundo desconocido, crea vínculos que le permite configurar dicho imaginario.

La profesora Bonillo hizo la observación de que la ingeniosidad de surcar estas zonas parecía, en ocasiones imposible y suicida, puesto que “la mar” representa lo desconocido, la naturaleza indomable, la seducción y el abrigo de una madre, en palabras de Soler (2003), como un espacio otro:

Una inmensidad en constante movimiento, un infinito de una fuerza absorbente e incitante que atrae y atemoriza. El mar es la falta de sostén, es la ruta sin camino, donde la supremacía de la naturaleza fragiliza al ser que se adentra en él porque irremediablemente está sujeto a su arbitrio. Mar es desierto. Pero este espacio de la nada que es (el) (la) mar presenta una contundente diferencia aterradora respecto a la naturaleza deshabitada que es el desierto: si el desierto es lo infinito horizontal, el mar es el abismo vertical y sin fin (p. 96).

En la novela hay muchos ejemplos significativos que pueden ilustrar las palabras de Soler: 

 El viento se detuvo en un bochornoso súbito y la Stella Maris, en la mar dormía, apenas cabeceaba lánguidamente, sin alterar el gris silencio de las aguas. (p. 25).
Antes de entrar en mi camarote, como lo hacía cada noche, me recosté un rato en la borda para contemplar la luminiscencia de la mar. (p. 35).
La mar se revolvía iracunda, bufaba y maldecía, el viento blasfemaba miserias, las olas crecían cada vez más agitadas y bañaban totalmente la cubierta. (p. 39).


En cuanto al imaginario religioso –observó la profesora Bonillo- la visión monoteísta del personaje principal se contrapone con la que traen los africanos y taínos: mientras que el principal le implora al único “Dios del Cielo y no a tales y numerosos orichás”, estos “herejes” le implorarán a Yemanyá y todo su panteón:

En medio de tan gran tribulación caté como mis esclavos sacaban una sarta de semillas o cuentas, que no sea ciencia cierta qué cosa eran y las arrojaban por la borda hablando en su sonora lengua africana, llamando a Yemanyá, Chango, Eleguá, Ochun, y unas cuantas criaturas más de la peregrina caterva de rarísimos espíritus, santos efebos y vírgenes negras que forman su oscuro y misterioso santoral.
            (…)
Cesco me aseguraba lloroso que sólo Yemanyá podría hacer que las aguas se calmasen y yo, llamándolo sacrílego (p. 42)

La incursión de los protagonistas a estas tierras caribeñas nace de la ambición hacia las perlas, y sobre ellas también hay supercherías:

Imagen tomada de https://www.tecnocomputo.co
Me habían hablado en La Española acerca de la locura de Carlos V por ellas y tuve que darle en aquel momento la razón. Estas minúsculas gotas del mar, saliva de los tritones, leche de los pechos de las sirenas, llanto de las estrellas, despertaban una tierna pasión en el alma del hombre. En  Don Carlos habían suscitado un verdadero delirio, un frenesí que lo hacía pedir cada vez más y más perlas de Indias, todas las que hubiere en todos los navíos que llegasen.


Para su hermana, la infanta Leonor, para la Emperatriz Isabel, para él mismo. Era un desvarío y una paradoja (…). Y tan de poco seso, pues solamente una persona de escaso magín creería que las perlas disueltas en el vino prolongan la vida. (...)
  
Expresó la investigadora que todo este imaginario se conforma de manera funesta, pero también trae sus encantamientos, su seducción y de igual manera se alaba su belleza. Las diferentes visiones permiten entender el encanto y temor que producen a la vez. 

Para concluir, la profesora Bonillo manifestó que "la mar-el mar" representa todo un universo en el que se imagina y se simboliza la naturaleza del ser humano. Para el imaginario mítico/simbólico refleja lo "im-posible", "in-creible". La mar, para los tripulantes, tiene vida como cualquier otro ser humano, y a través del imaginario lo construyen y re-construyen.





              III.      DEREK WALCOTT: LOS ESPACIOS DE LA MEMORIA Y EL MAR EN SU POESÍA
Dra. Magaly Guerrero

Profa. Magaly Guerrero
Foto:. Profa. Norys ALfonzo
La profesora Guerrero inició su presentación señalando que la pequeña isla de Santa Lucía (600 km.), al Norte de las islas San Vicente y Las Granadinas y al sur de la isla de Martinica, forma parte del arco insular, en el Este de la zona Caribeña. Esta isla ha legado al mundo dos premios Nobel: en 1978, con William Arthur Lewis en Economía, y en 1992[1], con Derek Walcott en Literatura.

El poeta D. Walcott nació en Castries, capital de la isla de Santa Lucía, el 23 de enero de 1930 y murió el 17 de marzo  de 2017. Su obra es muy amplia y se desenvuelve entre el Teatro y la Poesía. En la isla de Trinidad fundó un grupo de teatro que incorporó el habla, ritmos y folklore caribeños. También ejerció la docencia en Universidades de Inglaterra y de Estados Unidos[2].

Poeta Derek Walcott
Imagen tomada de: https://www.poetassigloveintiuno.blogspot.com
En 1993 publicó el poemario Islas[3]. Es una antología de algunas obras del autor correspondientes a los años 1962 a 1987 e incluye los poemarios  En la Noche Verde (1962); El Náufrago y otros poemas (1965); El Golfo (1970); Las uvas del mar (1976); El Reino de la manzana-Estrella (1979); El Viajero Afortunado (1981); El Testamento de Arkansas (1987).

Señaló la investigadora que ha analizado la poesía de Walcott siguiendo la orientación metodológica del autor Andrés Bansart, propuesta en su texto Cultura-Ambiente-Desarrollo. (El caso del Caribe Insular)[4] , en el que se estudia la realidad caribeña a partir de la interrelación espacio-temporal que el ser humano establece con su entorno físico y la naturaleza y considera que:

[…] la identidad cultural del ser caribeño se encuentra […] en el cruce entre su identidad ambiental y su identidad cultural. Esta identidad es una conducta que permite al yo colectivo reconocer como suyo el ambiente en el que vive, asumir de manera creativa su cultura y […] responsabilizarse por su propio desarrollo[5].
Imagen tomada de: htttps:
www./todocoleccion.net

La profesora Guerrero indicó que son relevantes los conceptos de “Cultura”, “Vivencias”, “Identidad cultural”, “Ambiente”, Desarrollo”, “Yo colectivo”, “Ser individual”, en la propuesta de A. Bansart y le han permitido explorar el significado de ciertas imágenes relacionadas con las vivencias desde el mar, ya sea la travesía marina, la vida en las islas caribeñas, el tránsito como peregrinos hacia otros lugares, entre otras.

Si existe un rasgo común en todo el poemario Islas es la presencia de la memoria y de los recuerdos, que van y vienen como las olas del mar y son fragmentarios. La memoria los atesora y los retiene como si se tratase de una “cueva submarina”, a donde convergen esos fragmentos de recuerdos, como se expresa en el poema La Rivière Dorée (1962):

La blanca carretera de greda, la embestida del frío Dorée
a través de la garganta de los verdes cedros, como el sonido
de las voces infantiles del Colegio de La Misión,
como hojas y mares opacos en la mente ici Choisaul.
Y como un manantial los ecos de piedra de la catedral
o como una cueva submarina esculpida en la arena.
Mientras peregrinaba por esta Vía dolorosa intenté proteger
en mi memoria[6] aquella carne estremecida al encontrar
a una Santa Teresa en su hornacina de luz [p.25]


De esta manera –señaló la profesora Guerrero- surge la imagen del Mar asociado a la memoria, que es recurrente a lo largo del poemario Islas. Las relaciones se van encadenando y se manifiesta la gran metáfora del Viaje que genera, a su vez, imágenes como la travesía marítima, el exilio, el auto exilio, el peregrinaje, que ilustran circunstancias vivenciales de los diferentes viajeros.
Cueva submarina
Imagen tomada de: https://wwww.losblanquillos.com

El mar propicia el viaje, la vivencia de la travesía marina con sus múltiples aventuras, a veces afortunadas y otras desafortunadas y convierte al viajero en un peregrino de la vida que anda en una búsqueda permanente. El habitante caribeño en algún momento de su existencia deberá salir de su isla natal, ya sea por razones políticas, económicas o existenciales. El peregrinaje conduce a este viajero al descubrimiento de la propia idiosincrasia, al reconocimiento de sí mismo como un exiliado en tierras ajenas, pero también se percibe como un ciudadano del mundo. Es un encuentro con la identidad humana a través del tiempo en el que descubre también su identidad individual y colectiva.

Imagen tomada de: htttps:www.casadellibro.com
La investigadora Magaly Guerrero expresó que la poesía de Walcott incorpora imágenes arquetípicas en los poemas, que anulan las diferencias espacio-temporales como se lee en el poema Ruinas de la Gran Casa (1962) que trae al recuerdo la traumática travesía marítima que produjo el comercio de esclavos a raíz del descubrimiento de América. Además, puede apreciarse en poemas como Archipiélagos, del poemario El reino de la manzana-Estrella, del año 1979, la identificación y reconocimiento con el ser humano de todas las épocas cuando algún viajero marino emula las aventuras de Odiseo al perderse en el mar, una vivencia común a todos los navegantes de todas las épocas:
Y al filo de la lluvia, una vela.

Lentamente la vela perderá la vista de las islas;
La creencia en los puertos de toda una raza se perderá entre la niebla.

La guerra de los diez años ha terminado.
El pelo de Helena, una nube gris.
Troya, un foso de ceniza blanca
Junto al mar donde llovizna
[p.87]

Para finalizar su exposición, la profesora  Guerrero declaró que la poesía de Derek Walcott reconstruye la identidad cultural desde la memoria histórica, en un acto de auto-reconocimiento y reafirmación de su propia cultura caribeña, que atesora los recuerdos y vivencias personales y colectivas, apoyándose en la imagen del MAR como fuerza motriz unificadora de fragmentos de recuerdos, con gran aliento lírico en el reconocimiento del SER CARIBEÑO.





[1] Con el nombre de Caribana