PARTICIPACIÓN DEL CENTRO DE ESTUDIOS CARIBEÑOS EN EL CONGRESO VENEZOLANO DE OCEANOLOGÍA: "VENEZUELA: UN MAR DE RIQUEZAS POR EXPLORAR..."
(continuación)
Realizado por:
Equipo de Investigación del Centro de Estudios Caribeños de la UDO - SUCRE:
Dra. Norys Alfonzo, Lcda. Eleusis Bonillo, Mg. María C. Caraballo, Dra. Magaly Guerrero,
MSc. Carolina Lista, Dra. Mariela Longart, MSc. Mariangela Malavé
Diseño y montaje: Marlene Soto
VI. ANDRÉS ELOY BLANCO: EL POETA Y EL MAR.
Dra.
Norys Alfonzo
Profa. Norys Alfonzo
Foto: Profa. Mariangela Malavé
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Puede hablarse de una “geografía cultural del Caribe”
–en palabras de la investigadora- modelada por ese mar que “se textualiza y
resignifica en el ser caribeño a pesar de las diversidades del mosaico
cultural”. Agregó la profesora que “Este mar tiene una expresión vigorosa en lo
textual que además de ser antológicamente inacababa, permite escrituras y
reescrituras que sirven de eco artístico para enmarcar una realidad plural. De
allí, el portento expresivo en que se trasmuta el mundo ficcional y poético de
unas aguas creativas que en términos generales son vida, pero también se tornan
turbulentas y expresan simbólicamente la acogida en el viaje de partida, como
lo expresara el poeta Jorge Manrique en su famoso poema Coplas por la muerte
de su padre: Nuestras vidas son los
ríos/que van a dar a la mar/ que es el morir. Comentó la investigadora que
el mar simbólicamente representa la fuente de la vida, “volver al mar es
retornar a la madre, morir” (Cirlot: 1996:298).
En este contexto puede ubicarse también un aspecto de
la poesía de Andrés Eloy Blanco puesto que aunque ligado a la tierra, al
paisaje y a la calidez del pueblo sencillo, abordó la imagen del mar y del
navegante en muchos de sus poemas, como ha destacado la profesora Alfonzo: Te escribo junto al mar; hay un navío/que
está dejando el puerto; es la evidencia/de una cosa terrestre que se resigna al
mar/ (“Los navegantes”).
El poeta del pueblo, como se conoce a AEB, estaba
comprometido con el país y el momento que le tocó vivir: la Venezuela de ese
entonces exigía no sólo la pluma para el verso franco, sino también requería al
hombre de reflexión fecunda: el periodista, parlamentario, humanista, político.
A veces se ha estigmatizado su poesía por ligarlo a su posición política; nada
más injusto si tomamos en cuenta la situación histórico social a la que
tuvieron que enfrentarse los intelectuales de su época. Al respecto, Ordaz
(2005:10) al referirse a la heredad del poeta, señala:
Durante las primeras décadas del siglo XX el objetivo de los intelectuales está abocado a reconstruir un maltrecho pasado, a combatir el analfabetismo y a configurar los signos que expresan la identidad del venezolano. De allí el afán por un árbol, por un ave, por una flor, por un plato nacional y dentro de ese festival y concurso, era imperioso construir el modelo, el perfil del poeta que estuviera a tono para armonizar en el desfile de la vasta ceremonia de los héroes nacionales.
Poeta Andrés Eloy Blanco
Imagen tomada de htts://www.venezuelatuya.com
/biografias/andres_eloy_blanco.htm
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Destacó la investigadora que Andrés Eloy Blanco, es el
poeta que brinda una poesía consustanciada con las costumbres, la vida
cotidiana, la tradición, la naturaleza, la historia. El mar, como sustancia
metafórica, trasunta su poesía llena de lirismo evocador de los espacios
familiares, la ciudad, lo popular, que abre las puertas a la nostalgia y a la
querencia. Apuntó la profesora Alfonzo que el investigador Celso Medina
(2016:61) dice que debido al imperativo de los regímenes militares de la época,
la “vivencia directa con su ciudad natal no fue intensa, pero sí espiritual y
simbólica”. Cuando ocurrió el terremoto de Cumaná en 1929, el poeta estaba
encarcelado y el Alcalde de La Rotunda torturó a los presos cumaneses
diciéndoles que sólo el mar cubría lo que había sido la ciudad. De esa
experiencia tenemos estos versos: ¿Quién
nos dirá si es cierto/que la ciudad, la cuna, ya es mar y ya no es
tierra?.../Náufrago en el sudor de la noticia/náufrago el corazón en el golfo
del pecho/.
El desdén con que muchas veces es abordada su poesía
se enfila a criticar los presupuestos que de su visión política se hace, al
sobreponerla a la expresión poética; ¿Por qué si su poesía es la más reconocida
por el pueblo venezolano, ésta se estigmatiza al punto de menoscabar el sentir cotidiano y lo popular?. La crítica
atribuye su popularidad a las referencias de la cotidianidad del venezolano en su obra poética; sin embargo lo
cotidiano se convierte en una epistemología, en tanto sepamos reconocer en ella
rasgos de riqueza temática del sentir común.
El mar como imagen de referencia en su libro Giraluna y el mar aparece en varios poemas al cantarle a
los mares universales, comenzando por el Mar Caribe, el Atlántico, el Pacífico,
el Mediterráneo, el Adriático, el Mar Muerto, el Golfo de México, para terminar
con un mar personal, amoroso, íntimo. Dos poemas reveladores del amor en
diferentes circunstancias así lo ilustran: “Regreso al mar” y “Mapa de nuestro
mar”. Destacó la profesora Alfonzo que como poeta del oriente venezolano, no es
de extrañar que Andrés Eloy se extasiara con la imagen del mar. En el poema
titulado “Mar Caribe,” en forma exclamativa reitera lo bueno que fue nacer en sus riberas y lo bien que sabrá morir en sus orillas. En el poema se deja entrever las
reminiscencias de ese gran archipiélago semántico que es el Caribe, de un mar
que fue el espacio de los procesos históricos de conquista y colonización
llevados a cabo por las potencias imperiales: /qué mar de ayer para inventar banderas/. La referencia lírica a ese
“mar de ayer” emparenta el tono poético con el mar textual que surgió como
protagonista del pasado en el escenario histórico. A ese Caribe, llamó Bosch,
la frontera imperial.
Este mar metafórico aparece en poemas del libro Giraluna y el mar como elemento
geográfico fundamentalmente, sólo en los dos últimos poemas: “Mapa de nuestro
mar” y “Regreso al mar” el mar adquiere connotaciones amatorias, donde sirve de
pivote para la contemplación íntima de la carencia, de sentimientos un tanto
crípticos, en el primero; y un amor más relajado, en el segundo y en una semántica
de sales y azules se regresa al mar, a lo desbordante del amor.
En el poema “Regreso al mar” el mar aparece como un tributo de amor en
donde el hablante lírico se desborda en sentimientos que se hacen insondables,
sin moderación para el amante: Vamos de
nuevo al mar; quiero encontrarte/la hora más azul para besarte/y el lugar más
allá para quererte. Explicó la investigadora que precisamente las imágenes
del agua, que asoman a veces, como superficiales son las que muestran un sentir
profundo, intimista, femenino que se presta para la ensoñación amatoria. Pero
así como el agua desbordante y abarcante singulariza las expresiones del amor,
así las aguas se convierten en vértigo, germen, en camino de azules y abismo: en la alta mar, en donde el aire mismo/se da
un aire al amor y otro a la muerte.
La profesora Alfonzo indicó que el mar como símbolo de
amor y libertad lírica es elemento sentido que muestra el deseo y la pasión
como impulso análogo para emparentarse y regodearse con el entorno Caribe. Es
este mar en presente y pasado donde el amor se enaltece y transforma en
sustancia y sumergida pasión: Siempre es
el mar donde mejor se quiere,/fue siempre el mar donde mejor te quise/al amor
como al mar ,no hay quien lo alise/ni al mar, como al amor, quien lo modere/.
Otro aspecto de esta poesía puede observarse a
través del comentario del poema “Mapa de nuestro mar”: representa una geografía
íntima, subjetiva, que transforman el mapa del amor en un reclamo silente. Es
un mar ensombrecido, solitario, estático que se aquieta en el espacio de la
palabra no pronunciada, se trastoca en un mar quieto, un “mar sin olas” que
deja emerger un silencio interior que no encuentra sosiego en los sentimientos
del ser a quien se dirige. Esa agua inmóvil y silenciosa es a la que el poeta
da salida como una forma de desalojo íntimo, de soledad ignota: El silencio de ayer quedó entre abierta/la
salida hacia el mar que te he guardado,/donde duerme en el golfo no
encontrado/la península nunca descubierta/.
Para Bachelard (1993:14) en la sustancia del agua se
reconoce un tipo de intimidad
diferente al de las profundidades del fuego o de la piedra; es el agua un tipo de destino,” ya no solamente el
vano destino de las imágenes huidizas, el vano destino de un sueño que no se
consuma, sino un destino esencial que sin cesar transforma la sustancia del
ser”.
El mar entonces como imaginario de los pueblos tiene
mucho que ver con las ensoñaciones y motivos que llevan a los poetas a
elucubrar sobre sus abismos insondables. Al tornarse en navegantes de sus aguas
perpetúan los caminos del sentir que son en última instancia una forma de
vivenciar los sentimientos: …No sé por
qué esa vela/me dice tanto de mi propia vida;/la miro sobre el mar y paralela/a
la estela que deja su partida,/va dejando en mi espíritu otra estela/no sé por
qué me inclino/ a asociar a mis cosas el éxodo marino/…(“ Los navegantes”).
Mural en la plaza Andrés Eloy Blanco, en el centro de Caracas.
Imagen tomada de htts://www.venezuelatuya.com.
/biografias/andres_eloy_blanco.htm
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El mar como imagen en la poesía de AEB trasunta muchos
poemas de su universo poético; y ese mar quieto o sinuoso acoge su vaivén
mostrándonos la contemplación desde las costas caribeñas, y será siempre motivo
para volver a sus orillas. Así nos lo dice el poeta en el poema “Anuncio de la
nueva ciudad”: /No se ha perdido todo/sí
se salvó un marinero con cabellera de algas/y sí se salvó una novia con ojos
color de golfo/.
PARTICIPACIÓN DEL PÚBLICO:
Después de la lectura de las ponencias, como es habitual en nuestros conversatorios, se dio el derecho de palabra al público, con lo que finalizó nuestra jornada de esa mañana:
- Cada espacio tiene sus propias particularidades. El espacio caribeño es cósmico. Allí coinciden todos los elementos de las culturas humanas.
- También hay que pensar en El Caribe como espacio geopolítico que reafirma su posicionamiento en el mundo.
- La multiculturalidad y multilinguismo que se ha evidenciado tanto en la obra de Derek Walcott como en la de Doris Poreda es universal, no sólo se da en el ámbito caribeño sino en todas las culturas de todas las épocas.
- Desde los tiempos homéricos (y aún antes) el Mar es sinónimo de Destino y de Vida y esto se ha observado en las obras mencionadas en las diferentes ponencias.
- El mar es una presencia omnipresente ¿Puede decirse lo mismo de los ríos que dan a la mar? En el Estado Sucre tenemos la zona de Boca de Dragón, en Paria; en Delta Amacuro, el Delta del Orinoco. Son zonas de confluencias y de turbulencias.
- El mar es comparable al desierto en cuanto a su gran extensión. Las arenas son como el mar, un desierto en calma o un desierto que se agita al paso de los vientos. En este sentido, hay similitud de vida de los habitantes del desierto con los habitantes cercanos al mar.
- Se habla de “el mar” y de “la mar” en las zonas costeras del Oriente venezolano. “El mar” connota la parte violenta, “furiosa” del mar, de las tempestades mientras que la expresión femenina “la mar” connota el lado materno, benefactor, el de la abundancia de la pesca, el disfrute cercano a la costa para la recreación de las personas.
- Se destaca la popularidad de la Poesía de Andrés Eloy Blanco y de cómo su famoso poema “Angelitos Negros” es conocido fuera de Venezuela. Ha sido musicalizado en diferentes ritmos, inclusive, ha sido incorporado en el repertorio de grupos de música flamenca.
- La presencia del petróleo en El Caribe exige una gran conciencia ecológica porque su explotación puede impactar negativamente el ambiente. El petróleo como recurso mineral es muy importante pero si no se toman las medidas proteccionistas se puede alterar el equilibrio de la naturaleza.
Ponentes del Evento
Foto: Profa. Mariela Longart |
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