martes, 29 de mayo de 2018

CRÓNICA DE LO COTIDIANO


PARTICIPACIÓN  DEL CENTRO DE ESTUDIOS CARIBEÑOS EN EL CONGRESO VENEZOLANO DE OCEANOLOGÍA: "VENEZUELA: UN MAR DE RIQUEZAS POR EXPLORAR..."
 (continuación)



Realizado por:
Equipo de Investigación del Centro de Estudios Caribeños de la UDO - SUCRE:
Dra. Norys Alfonzo, Lcda. Eleusis Bonillo, Mg. María C. Caraballo, Dra. Magaly Guerrero,
MSc. Carolina Lista, Dra. Mariela Longart, MSc. Mariangela  Malavé 
Diseño y montaje: Marlene Soto


             
             VI.      ANDRÉS ELOY BLANCO: EL POETA Y EL MAR.
Dra. Norys Alfonzo

Profa. Norys Alfonzo
Foto: Profa. Mariangela Malavé
“Andrés Eloy Banco, el Poeta y el Mar” es el título de la última ponencia presentada en esta jornada por la profesora Norys Alfonzo. Destacó la investigadora que “poseer como caribeños una identidad cultural, es invocar al mar como fuente textual para pensar, crear y reinventarnos”.

Puede hablarse de una “geografía cultural del Caribe” –en palabras de la investigadora- modelada por ese mar que “se textualiza y resignifica en el ser caribeño a pesar de las diversidades del mosaico cultural”. Agregó la profesora que “Este mar tiene una expresión vigorosa en lo textual que además de ser antológicamente inacababa, permite escrituras y reescrituras que sirven de eco artístico para enmarcar una realidad plural. De allí, el portento expresivo en que se trasmuta el mundo ficcional y poético de unas aguas creativas que en términos generales son vida, pero también se tornan turbulentas y expresan simbólicamente la acogida en el viaje de partida, como lo expresara el poeta Jorge Manrique en su famoso poema Coplas por la muerte de su padre: Nuestras vidas son los ríos/que van a dar a la mar/ que es el morir. Comentó la investigadora que el mar simbólicamente representa la fuente de la vida, “volver al mar es retornar a la madre, morir” (Cirlot: 1996:298).

En este contexto puede ubicarse también un aspecto de la poesía de Andrés Eloy Blanco puesto que aunque ligado a la tierra, al paisaje y a la calidez del pueblo sencillo, abordó la imagen del mar y del navegante en muchos de sus poemas, como ha destacado la profesora Alfonzo: Te escribo junto al mar; hay un navío/que está dejando el puerto; es la evidencia/de una cosa terrestre que se resigna al mar/ (“Los navegantes”).

El poeta del pueblo, como se conoce a AEB, estaba comprometido con el país y el momento que le tocó vivir: la Venezuela de ese entonces exigía no sólo la pluma para el verso franco, sino también requería al hombre de reflexión fecunda: el periodista, parlamentario, humanista, político. A veces se ha estigmatizado su poesía por ligarlo a su posición política; nada más injusto si tomamos en cuenta la situación histórico social a la que tuvieron que enfrentarse los intelectuales de su época. Al respecto, Ordaz (2005:10) al referirse a la heredad del poeta, señala:

Durante las primeras décadas del siglo XX el objetivo de los intelectuales está abocado a reconstruir un maltrecho pasado, a combatir el analfabetismo y a configurar los signos que expresan la identidad del venezolano. De allí el afán por un árbol, por un ave, por una flor, por un plato nacional y dentro de ese festival y concurso, era imperioso construir el modelo, el perfil del poeta que estuviera a tono para armonizar en el desfile de la vasta ceremonia de los héroes nacionales.
Poeta Andrés Eloy Blanco
Imagen tomada de htts://www.venezuelatuya.com
/biografias/andres_eloy_blanco.htm

Destacó la investigadora que Andrés Eloy Blanco, es el poeta que brinda una poesía consustanciada con las costumbres, la vida cotidiana, la tradición, la naturaleza, la historia. El mar, como sustancia metafórica, trasunta su poesía llena de lirismo evocador de los espacios familiares, la ciudad, lo popular, que abre las puertas a la nostalgia y a la querencia. Apuntó la profesora Alfonzo que el investigador Celso Medina (2016:61) dice que debido al imperativo de los regímenes militares de la época, la “vivencia directa con su ciudad natal no fue intensa, pero sí espiritual y simbólica”. Cuando ocurrió el terremoto de Cumaná en 1929, el poeta estaba encarcelado y el Alcalde de La Rotunda torturó a los presos cumaneses diciéndoles que sólo el mar cubría lo que había sido la ciudad. De esa experiencia tenemos estos versos: ¿Quién nos dirá si es cierto/que la ciudad, la cuna, ya es mar y ya no es tierra?.../Náufrago en el sudor de la noticia/náufrago el corazón en el golfo del pecho/.

El desdén con que muchas veces es abordada su poesía se enfila a criticar los presupuestos que de su visión política se hace, al sobreponerla a la expresión poética; ¿Por qué si su poesía es la más reconocida por el pueblo venezolano, ésta se estigmatiza al punto de menoscabar  el sentir cotidiano y lo popular?. La crítica atribuye su popularidad a las referencias de la cotidianidad del venezolano en su obra poética; sin embargo lo cotidiano se convierte en una epistemología, en tanto sepamos reconocer en ella rasgos de riqueza temática del sentir común.

El mar como imagen de referencia en su libro Giraluna y el mar  aparece en varios poemas al cantarle a los mares universales, comenzando por el Mar Caribe, el Atlántico, el Pacífico, el Mediterráneo, el Adriático, el Mar Muerto, el Golfo de México, para terminar con un mar personal, amoroso, íntimo. Dos poemas reveladores del amor en diferentes circunstancias así lo ilustran: “Regreso al mar” y “Mapa de nuestro mar”. Destacó la profesora Alfonzo que como poeta del oriente venezolano, no es de extrañar que Andrés Eloy se extasiara con la imagen del mar. En el poema titulado “Mar Caribe,” en forma exclamativa reitera lo bueno que fue nacer en sus riberas y lo bien que sabrá morir en sus orillas. En el poema se deja entrever las reminiscencias de ese gran archipiélago semántico que es el Caribe, de un mar que fue el espacio de los procesos históricos de conquista y colonización llevados a cabo por las potencias imperiales: /qué mar de ayer para inventar banderas/. La referencia lírica a ese “mar de ayer” emparenta el tono poético con el mar textual que surgió como protagonista del pasado en el escenario histórico. A ese Caribe, llamó Bosch, la frontera imperial.

Este mar metafórico aparece en poemas del libro Giraluna y el mar como elemento geográfico fundamentalmente, sólo en los dos últimos poemas: “Mapa de nuestro mar” y “Regreso al mar” el mar adquiere connotaciones amatorias, donde sirve de pivote para la contemplación íntima de la carencia, de sentimientos un tanto crípticos, en el primero; y un amor más relajado, en el segundo y en una semántica de sales y azules se regresa al mar, a lo desbordante del amor.

En el poema “Regreso al mar”  el mar aparece como un tributo de amor en donde el hablante lírico se desborda en sentimientos que se hacen insondables, sin moderación para el amante: Vamos de nuevo al mar; quiero encontrarte/la hora más azul para besarte/y el lugar más allá para quererte. Explicó la investigadora que precisamente las imágenes del agua, que asoman a veces, como superficiales son las que muestran un sentir profundo, intimista, femenino que se presta para la ensoñación amatoria. Pero así como el agua desbordante y abarcante singulariza las expresiones del amor, así las aguas se convierten en vértigo, germen, en camino de azules y abismo: en la alta mar, en donde el aire mismo/se da un aire al amor y otro a la muerte.
Playa Medina
Imagen tomada de http://www.noticias24.com/fotos/noticia/10767/

La profesora Alfonzo indicó que el mar como símbolo de amor y libertad lírica es elemento sentido que muestra el deseo y la pasión como impulso análogo para emparentarse y regodearse con el entorno Caribe. Es este mar en presente y pasado donde el amor se enaltece y transforma en sustancia y sumergida pasión: Siempre es el mar donde mejor se quiere,/fue siempre el mar donde mejor te quise/al amor como al mar ,no hay quien lo alise/ni al mar, como al amor, quien lo modere/.

Otro aspecto de esta poesía puede observarse a través del comentario del poema “Mapa de nuestro mar”: representa una geografía íntima, subjetiva, que transforman el mapa del amor en un reclamo silente. Es un mar ensombrecido, solitario, estático que se aquieta en el espacio de la palabra no pronunciada, se trastoca en un mar quieto, un “mar sin olas” que deja emerger un silencio interior que no encuentra sosiego en los sentimientos del ser a quien se dirige. Esa agua inmóvil y silenciosa es a la que el poeta da salida como una forma de desalojo íntimo, de soledad ignota: El silencio de ayer quedó entre abierta/la salida hacia el mar que te he guardado,/donde duerme en el golfo no encontrado/la península nunca descubierta/.

Para Bachelard (1993:14) en la sustancia del agua se reconoce un tipo de intimidad diferente al de las profundidades del fuego o de la piedra; es el agua un tipo de destino,” ya no solamente el vano destino de las imágenes huidizas, el vano destino de un sueño que no se consuma, sino un destino esencial que sin cesar transforma la sustancia del ser”.

El mar entonces como imaginario de los pueblos tiene mucho que ver con las ensoñaciones y motivos que llevan a los poetas a elucubrar sobre sus abismos insondables. Al tornarse en navegantes de sus aguas perpetúan los caminos del sentir que son en última instancia una forma de vivenciar los sentimientos: …No sé por qué esa vela/me dice tanto de mi propia vida;/la miro sobre el mar y paralela/a la estela que deja su partida,/va dejando en mi espíritu otra estela/no sé por qué me inclino/ a asociar a mis cosas el éxodo marino/…(“ Los navegantes”).

Mural en la plaza Andrés Eloy Blanco, en el centro de Caracas.
Imagen tomada de htts://www.venezuelatuya.com.
/biografias/andres_eloy_blanco.htm
La profesora concluyó su presentación señalando que la expresión creativa manifestada por este poeta oriental, apegado a sus raíces, entronizó una poesía consustanciada con lo popular, lo cotidiano, el paisaje  y la identidad venezolana goza de gran valía en el terreno literario del país. Lo popular no puede ser objeto de menoscabo porque es en las raíces de las vivencias de la biografía  donde hurgamos la cantera que nos da la imagen; el poeta como el pescador, lanza el anzuelo al mar infinito donde la vida late en la profundidad, (a pesar de tantos naufragios), y lo que trae a la superficie es el pez que sirve de alimento, que se trasmuta en valor emotivo para el que lee.

El mar como imagen en la poesía de AEB trasunta muchos poemas de su universo poético; y ese mar quieto o sinuoso acoge su vaivén mostrándonos la contemplación desde las costas caribeñas, y será siempre motivo para volver a sus orillas. Así nos lo dice el poeta en el poema “Anuncio de la nueva ciudad”: /No se ha perdido todo/sí se salvó un marinero con cabellera de algas/y sí se salvó una novia con ojos color de golfo/.


  
PARTICIPACIÓN DEL PÚBLICO:

Después de  la lectura de las ponencias, como es habitual en nuestros conversatorios, se dio el derecho de palabra al público, con lo que finalizó nuestra jornada de esa mañana:

  • Cada espacio tiene sus propias particularidades. El espacio caribeño es cósmico. Allí coinciden todos los elementos de las culturas humanas.
  • También hay que pensar en El Caribe como espacio geopolítico que reafirma su posicionamiento en el mundo.
  • La multiculturalidad y multilinguismo que se ha evidenciado tanto en la obra de Derek Walcott como en la de Doris Poreda es universal, no sólo se da en el ámbito caribeño sino en todas las culturas de todas las épocas. 
  • Desde los tiempos homéricos (y aún antes) el Mar es sinónimo de Destino y de Vida y esto se ha observado en las obras mencionadas en las diferentes ponencias. 
  • El mar es una presencia omnipresente ¿Puede decirse lo mismo de los ríos que dan a la mar? En el Estado Sucre tenemos la zona de Boca de Dragón, en Paria; en Delta Amacuro, el Delta del Orinoco. Son zonas de confluencias y de turbulencias. 
  • El mar es comparable al desierto en cuanto a su gran extensión. Las arenas son como el mar, un desierto en calma o un desierto que se agita al paso de los vientos. En este sentido, hay similitud de vida de los habitantes del desierto con los habitantes cercanos al mar. 
  • Se habla de “el mar” y de “la mar” en las zonas costeras del Oriente venezolano. “El mar” connota la parte violenta, “furiosa” del mar, de las tempestades mientras que la expresión femenina “la mar” connota el lado materno, benefactor, el de la abundancia de la pesca, el disfrute cercano a la costa para la recreación de las personas. 
  • Se destaca la popularidad de la Poesía de Andrés Eloy Blanco y de cómo su famoso poema “Angelitos Negros” es conocido fuera de Venezuela. Ha sido musicalizado en diferentes ritmos, inclusive, ha sido incorporado en el repertorio de grupos de música flamenca. 
  • Ponentes del Evento
    Foto: Profa. Mariela Longart
  • La presencia del petróleo en El Caribe exige una gran conciencia ecológica porque su explotación puede impactar negativamente el ambiente. El petróleo como recurso mineral es muy importante pero si no se toman las medidas proteccionistas se puede alterar el equilibrio de la naturaleza.




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