lunes, 2 de agosto de 2010

CRÓNICA DE LO COTIDIANO

NUEVOS ESPACIOS PARA EL ARTE EN CUMANÁ
Por: Prof. Magaly Guerrero Centro de Estudios Caribeños de la Universidad de Oriente 24 de julio de 2010
Viernes en la tarde. Por fin se inicia la jornada de descanso. Nada mejor que reunirse con personas amigas y disfrutar de un buen café a media tarde en algún centro comercial, sobre todo si venimos directamente del trabajo. Fuimos al Centro Comercial Plaza Cumaná. Lugar: Feria de la comida. De pronto irrumpe en el ambiente la fuerza atronadora de los timbales de la Orquesta Juvenil, no sé si de Cumanacoa o de algún lugar cercano o de aquí de Cumaná. Todos corrimos hacia las escaleras, los pasillos, la gente salió de las tiendas. La cotidianidad de la familia cumanesa fue invadida por la energía y belleza musical el viernes, 23 de julio a las 4 de la tarde. Un nuevo local de teatro, sin serlo. Informalmente. Cada ciudadano sorprendido in fraganti, con la bolsa de las compras en las manos, con el helado, el refresco, los dulces… todos agolpados, piso a piso, alrededor de la orquesta, paralizados por la vibración y fuerza de los instrumentos ejecutados profesionalmente por unos jovencitos entre 13 y 20 años, tal vez los de más edad; muy pocos, entre 25 y 30 años. Admiración y entusiasmo causó entre nosotros, los espectadores, apreciar cómo unos jovencitos, algunos de ellos tan altos y grandes como el propio instrumento musical, —los timbales y la tuba, por ejemplo—ofrecían con tanta dignidad el arte inmortal de los grandes compositores. Un momento de parálisis en el que un variopinto público cumanés, tuvo acceso a la Cultura, gratis, a una hora cómoda y casual. Actividades como éstas son totalmente necesarias. Se están practicando en todas partes del mundo. El arte sale de su encierro y se pone en contacto con la multitud. Felicitaciones a los jóvenes de la orquesta, a su director, a los organizadores del evento y al pueblo cumanés allí presente que supo apreciar la magnitud del evento. Sólo recomiendo a los organizadores que habiliten una pantalla gigante y coloquen allí el programa, para poder aprender a identificar las obras y los números ejecutados.
AUTORES CARIBEÑOS
Lo dijo Nicolás Guillén en el prólogo de su poemario Sóngoro Cosongo en 1931: “[…] éstos son unos versos mulatos. Participan acaso de los mismos elementos que entran en la composición étnica de Cuba, donde todos somos un poco níspero. ¿Duele? No lo creo. En todo caso, precisa decirlo antes de que lo vayamos a olvidar. La inyección africana en esta tierra es tan profunda, y se cruzan y entrecruzan en nuestra bien regada hidrografía social tantas corrientes capilares, que sería trabajo desenredar el jeroglífico. Opino por tanto que una poesía criolla entre nosotros no lo será de un modo cabal con olvido del negro. El negro — a mi juicio— aporta esencias muy firmes a nuestro coctel. Y las dos razas que en la Isla salen a flor de agua, distantes en lo que se ve, se tienden un garfio submarino, como esos puentes hondos que unen en secreto dos continentes. Por lo pronto, el espíritu de Cuba es mestizo. Y del espíritu hacia la piel nos vendrá el color definitivo. Algún día se dirá: “color cubano” Estos poemas quieren adelantar ese día. La Habana, 1931”
CANTO NEGRO
Autor: Nicolás Guillén Poemario: Sóngoro Cosongo
¡Yambambó, yambambé! Repica el congo solongo, Repica el negro bien negro; Congo solongo del Songo Baila yambó sobre un pie. Mamatomba, Serengue cuserembá. El negro canta y se ajuma, El negro se ajuma y canta, El negro canta y se va. Acuememe serembó, aé; yambó, aé. Tamba, tamba, tamba, tamba, Tamba del negro que tumba; Tumba del negro, caramba, caramba, que el negro tumba: ¡yamba, yambó, yambambé!

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